lunes, 1 de febrero de 2010

Dónde esta la felicidad

Te levantas cada mañana, café y traje gris hacia la oficina. Ocho horas frente al ordenador entre números, facturas y malas caras. Cuentas que no salen, la misma secretaria remilgada y servil desde hace 7 años. Tu despacho es frio, sobrio y lleno de títulos. Vuelves a casa en tu mercedes, tu mujer está demasiado entretenida en ese libro de autoayuda que ni repara en tu llegada. Tienes una hija adolescente que solo piensa en divertirse, escucha una música infernal y sus ropas son más parecidas a las de la última pasarela de Custo que cualquier trapo de Berska. Te has pasado toda una vida en hacer lo políticamente correcto, estudiaste en una buena universidad, buenas notas y entraste de becario en la multinacional que ahora diriges. Te has casado con la rubia espectacular de la clase de economía y vives en la mejor zona residencial a las afueras de la gran ciudad.

Los fines de semana te reúnes en el club de golf y sonríes mientras te cuentan una historia vacía sobre nada en particular. Las reuniones familiares son más cordiales que sinceras, vives toda una vida en el exterior y lo peor de ello es que tienes éxito. Has llegado a los 50 y te das cuenta que gastaste demasiados años en metas insulsas, has llegado a ser mucho para mucha gente a la que solo les importan tus resultados. Ahora lo tienes todo, todo lo que pensabas que habías de tener para ser feliz en esta vida y te das cuenta pasaste toda la vida corriendo tras ella y aun no la has alcanzado. Te has dado cuenta que por muchas metas que consigas nunca llega esa ansiada felicidad. ¿Dónde está el error? ¿Qué hice mal? ¿Por qué he perdido la comunicación con mi mujer? ¿Por qué jamás la he llegado a tener con mi hija? ¿Por qué me siento vacio a pesar de poseer una gran fortuna?
¿Y eres tu quien dice que estoy loca? ¿Quieres saber dónde está la Felicidad?

Me levanto cada mañana café en mano y sonrisa mientras miro por la ventana si sale un rayo de luz entre las nubes. Jersey de colores, zapatillas, pantalón cómodo y sombrero. No vivo una vida políticamente correcta sino que tengo mis propias normas. Se poco de muchas cosas y mucho de algunas, no tengo secretaria ni despacho pero un día lo tuve. Ni siquiera tengo coche, pero he tenido dos. No paso demasiado tiempo en el mismo lugar ni estoy rodeada siempre de las mismas personas, pero algunas siempre están.

Hoy vivo lejos de la gran ciudad, pero hubo un día en que me sentía anónima entre la gran multitud. Otro tiempo en que paseaba por calles estrechas y adoquinadas del barrio antiguo de una ciudad de reyes. Otros días en que las olas del mar me hacían sentir que estaba viva. Me emociona una puesta de sol, conducir hacia ningún lugar, me gusta sonreírle al gruñón del tendero de la fruta, tomar café en una terraza sin haber quedado con nadie, pintar las paredes del color que me siento, cortarme el pelo o andar descalza en mitad del parque para sentir la la hierba. Me siento feliz porque si, o preparo un bizcocho porque me salen riquísimos pero nunca me los cómo. Hay noches que necesito escribir o pintar o dibujar o pensar y no cierro los ojos hasta el amanecer. Prefiero ver el lado bueno de las personas a prepararme para lo peor. A veces he tenido dinero y otras no, a veces casa y otras no, a veces empleo que me gustan y otros no. No tengo raíz en ningún lugar ni una maleta tan grande que no pueda llevar conmigo allí donde mis esperanzas miren por encontrar emociones nuevas.

He pasado muchos años buscando un equilibrio entre el mundo y mis emociones. He conocido personas de toda condición humana, he tenido experiencias atribuibles a cualquier emoción que pueda sentir una persona. De todas y cada una de ellas aprendí, crecí, sentí, unas fueron positivas y otras me llevaron a los suburbios de la oscuridad que albergamos dentro de nosotros.

Hoy a mis 30 años puedo decir que todas y cada una de las vivencias que he tenido han sido producto de mis pensamientos, de mis sentimientos y que ellas y mi percepción del mundo me han convertido en lo que soy. He descubierto que el equilibrio y la riqueza más grande y absoluta esta dentro de nosotros, LA FELICIDAD!

Isabel Maria Martinez Carrillo (Almeria)

No hay comentarios:

Publicar un comentario