Era Enero y nevaba enormemente. Nieves, se puso a tejer una bufanda para su sobrina favorita. Jamás había hecho punto.
No sabía utilizar las agujas, la hebra se le enredaba fácilmente, el ovillo se le caía a menudo, sentía mosqueo al tejer...
Y tan patosa para las labores caseras, se encontraba, de pronto, sentada en una silla de mimbre, concentrada para no confundirse.
Pasaban los días y nieves progresaba, su alegría se acrecentaba a medida que veía avances y se sentía orgullosa.
¡Por fin acabo la bufanda! Después de tantos días, tantas horas dedicadas y tantísimos nervios... ¡por fin la termino!
Tan solo existe una dificultad. Nieves ha terminado una bufanda preciosa para su sobrina preferida y estamos en... Agosto.
No sabía utilizar las agujas, la hebra se le enredaba fácilmente, el ovillo se le caía a menudo, sentía mosqueo al tejer...
Y tan patosa para las labores caseras, se encontraba, de pronto, sentada en una silla de mimbre, concentrada para no confundirse.
Pasaban los días y nieves progresaba, su alegría se acrecentaba a medida que veía avances y se sentía orgullosa.
¡Por fin acabo la bufanda! Después de tantos días, tantas horas dedicadas y tantísimos nervios... ¡por fin la termino!
Tan solo existe una dificultad. Nieves ha terminado una bufanda preciosa para su sobrina preferida y estamos en... Agosto.
Inmaculada Cordovilla (Mondragón, Guipuzcoa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario