lunes, 1 de febrero de 2010

Si fuese un zapato

¿Qué pasaría si fuese un zapato? Esos negros de cordones que mi hijo tiene en su habitación.

Esos zapatos tienen una vida muy intensa. Metidos en los pies de mi inquieto chaval ¡No paran!

A las 7 de la mañana caminan hacia el Instituto, recorren 3 manzanas, atraviesan: charcos, barro, cemento...

Allí, siguen moviéndose: arriba... abajo... una clase... otra... el recreo, fútbol, patadas, golpes... llega la comida... descansan.

Van al W.C ¡Qué sucio está todo! Hay agua en el suelo, ¿no será pis? Se mojan, se ensucian... escapan ¡Quieren salir!

A la tarde, más clases: arriba... abajo... con tanto ajetreo se sueltan los cordones, se atan bien fuerte, ¡Qué no pase otra vez!

Ahora el karate ¡fuera zapatos! ¡Siesta, que bien!

La plaza del pueblo, disfrutamos del ocio, otros zapatos se juntan. ¡Hombre, yo te conozco! ¡Has venido que bien!

Se acerca la noche, llegamos a casa, los zapatos están sucios, los limpiamos y dejamos que duerman en el balcón.

De pronto, se han despertado, un comentario les hizo llorar, oyeron decir al vecino:

-¡Eres más tonto que un zapato!

Y de nuevo me he preguntado: ¿Que pasaría si fuese un zapato? ¡Que horror! No quiero pensarlo.


Inmaculada Cordovilla (Mondragón, Guipozcoa)

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