viernes, 29 de enero de 2010

Respetad la paz de los muertos

El salón de plenos del ayuntamiento de Rocas se encontraba a rebosar. El pleno del ayuntamiento iba a aprobar el nuevo plan de urbanismo que convertía el antiguo cementerio en un campo de golf. Todos estaban de acuerdo, los nueve concejales del partido gobernante y los siete de la oposición. Todos excepto los vecinos.

El que más o él que menos tenía un tatarabuelo o bisabuelo enterrado allí, en el cerro de las siete libres. Incluso Tomás, alcalde y promotor del nuevo plan junto con Don Avelino el constructor del pueblo. Suponía traer riqueza al pueblo y crear cien nuevos puestos de trabajo.

los decía el alcalde. Primero aprobamos el nuevo plan y cuando vean cómo queda el complejo, no se acordaran de un montón de huesos y pelos.

Pasaron seis meses y empezaron las obras en el cementerio viejo. En compensación se construyó una fosa común a cinco kilómetros del pueblo, en dirección opuesta al campo de golf y un monumento al recuerdo de aquellos roqueños de finales del siglo XIX.

Una vez terminado el complejo turístico empezaron acontecer los hechos luctuosos que aquí relato. El primero en caer fue Tomás el alcalde, el día de la inauguración se presentó de improviso una fuerte tormenta, en el momento de cortar la cinta, un rayo le dejo frito.

Solamente habían pasado dos días de la toma de posesión del nuevo alcalde, Aurelio concejal de urbanismo, cuando sentado en la terraza del “Bar la esquinita”, le mató un coche cuyo dueño, no había echado el freno de mano en la pendiente de la calle de la iglesia.

No habían enterrado a Aurelio cuando el pueblo volvió a teñirse de sangre. El hijo drogadicto de Don Avelino le mató con un hacha mientras dormía, decía que oía voces.

Tan impactante fueron aquellos días que llegaron de Madrid las televisiones.

Un espiritista malagueño salió hablando de una maldición. Debían devolver los restos al campo de golf. A nivel nacional se lo tomaron a broma, pero en mi pueblo no había tertulia donde no se hablara de la maldición del campo de golf.

Francisco Jose Vela Álvarez (Alicante)

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