viernes, 22 de enero de 2010

Septiembre

Sales a la calle y todo ha cambiado. Observas el cielo y ya no está tan claro. Ahora las nubes primeras del otoño lo cubren a ratos, dejando suspiros de sol por momentos, sin el calor excesivo del mes de julio, con ese toque de ligereza característico del final de verano. El viento suave acaricia tu cara, te hace mirar el espectáculo de las tímidas gotas que se han atrevido a cruzar el largo camino en picado hacia el septiembre terrestre. Un frágil rayo de sol atraviesa el cielo en un abrir y cerrar de ojos, pero lo desechas. El frío no viene mal de vez en cuando, aunque sea premonitorio de los siguientes meses esperando la primavera. Prefieres los tonos grises, los echabas de menos. Las formas desdibujadas desde tu ventana quedan mejor en esta escala de colores apagados, pero nunca fríos. Nunca tristes. Y lo que más te gusta es la fina lluvia mojando tu piel. Es una sensación única: empiezan a caer gotas, te invade esa sensación mezcla de alegría, añoranza y ganas de echar a correr...

Irene García García (Tres Cantos, Madrid)

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